Sin palabras
El director Jaime Rosales, autor de filmes como 'Las horas del día' y 'La soledad', estrenó ayer en el marco incomparable 'Tiro en la cabeza', que es una cosa así como una película sobre el doble asesinato de los guardias civiles Raúl Centeno y Fernando Trapero, perpetrado por ETA en Capbretón el 1 de diciembre de 2007.
La descripción de la película, centrada en la vida cotidiana del asesino hasta un rato después del crimen, hecha por el periodista la deja sentenciada:
"Se levanta y prepara el desayuno, toma un café con un amigo, va al banco, juega en el parque con una joven y su hijo, se da un revolcón con su novia...
¿Que saca dinero de un cajero automático? Pues el director prescinde de la elipsis y aguanta la cámara durante varios minutos. Una visita a la FNAC incluye un recorrido por todas las secciones. Vemos hablar a los personajes pero sólo escuchamos el sonido ambiente, ruido de tráfico y retazos de conversaciones ajenas. La cámara los captura siempre desde la distancia, enmarcándolos en ventanas. Sólo se aproximará cuando el protagonista cruza la frontera de Behovia en compañía de un hombre y una mujer. (Así durante 70 minutos).
Una comida en un centro comercial deriva en tragedia al saberse reconocidos por dos jóvenes. Se escucha la única palabra del filme, «¡Txakurrak!», antes de volarles la cabeza. En la huida, secuestran un coche y dejan amordazada a su propietaria en un bosque. Fin."
Podría parecer una estupidez, pero sólo si no nos fijamos en la elaboración. Los intelectuales, es lo que tienen, son capaces de contar las gilipolleces en términos sofisticados:
"Nunca me han interesado los arquetipos. He construido un personaje verosímil. Juega con niños, compra discos y echa un polvo. Hay gente que vive en la absoluta legalidad, y no hay mayor clandestinidad que la transparencia absoluta. El terrorista es una persona normal, y en toda persona normal existe un monstruo, más en los hombres que en las mujeres."
Con un minimo retoque en el guión, Rosales podría hacer una aportación interesantísima a la lucha contra la violencia de género: Vemos a lo lejos a un tipo: se levanta, compra el periódico, toma café, compra un disco en FNAC, pasea, acaricia a un niño, saca dinero del cajero y pasea hasta un descampado mientras anochece en los límites de la ciudad. Ruido ambiental, claxon, alguna sirena. Aborda a una chica con una navaja en la mano en el minuto 81 de la película, momento en que la cámara se acerca. La viola y estrangula mientras grita reiteradamente: "¡Puta!"
Para quienes deseen profundizar en el tema, hoy, a las 12:00 hay un chat con Jaime Rosales en
El País.
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Ya podrás con él, grandullónAntonio Muñoz Molina ha escrito una carta al director de El País con el propósito de aclararle un par de concetos a Suso de Toro. He aquí el texto íntegro de la misma.
A la espera del próximo round en el duelo de titanes Suso de Toro/George Steiner, me pregunto si De Toro, al afirmar en su artículo Steiner y nosotros que la lengua hebrea no tiene "una tradición estrictamente literaria más alta" que la gallega ha tenido en cuenta que en hebreo se escribieron el Cantar de los Cantares, El libro de Job, los Salmos de David y las Lamentaciones de Jeremías, por poner unos cuantos ejemplos. Lo digo -sin menoscabo de la lengua gallega- porque ni en la lengua española ni en la inglesa, que tienen tradiciones literarias bastante más amplias, encuentro yo nada comparable.
Ser abusón se llama esta figura. Que se atreva con alguien de su coeficiente intelectual y sus lecturas, en vez del pobre Suso. ¿No le dará vergüenza?