10 junio, 2008

Una cierta herencia kennedyana

Ich bin air berliner!


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Un teléfono para hombres
Carta a Bibiana Aído




Mi querida y admirada ministra: El motivo de la presente es darle el parabién por su brillante estreno en la Comisión correspondiente, además de expresarle mi gratitud. Verá, en la legislatura pasada, antes de que fuese usted nombrada ministra del Concepto (© Arcadi Espada) este modesto columnista había venteado con olfato perdiguero el sentido correcto de los vientos de la historia y, con mucha aplicación y esmero, comenzó a llamar "Consejo de Ministros y Ministras" al órgano en el que usted se reúne con sus pares y con Él. Hubo entre sus conmilitones y conmilitonas gente que me afeó la expresión como una ironía sobre el lenguaje políticamente correcto en asuntos de género. O de génera.

Comprenderá fácilmente que estas censuras hayan podido resultar dolorosas para un varón sensible, dispuesto a ser el nuevo paradigma de la masculinidad que ayer predicaba usted
en el Congreso. Por eso, al oír de su boca la expresión "el Consejo de Ministros y Ministras", pensé con regocijo que la naturaleza acaba imitando al arte y que era una acto de justicia poética de una ministra sensible frente a la incomprensión que tantas veces, ay, florece incluso en las campiñas progresistas.

Gracias por ello, pues. Sin embargo, como le digo una cosa le digo la otra, no puedo estar de acuerdo con el desparrame de género (o de génera) que comete usted en el mismo acto al dirigirse "a los miembros y miembras de esta Comisión". Verá, no. Por muy dura que haya sido con usted la Logse, no procede que se invente palabras, como aquel inefable personaje que retrataba Cela en 'La Colmena', una novela de mediados del siglo pasado, una antigualla.

Me han impresionado mucho sus planes contra el maltrato de género. Especialmente la creación de ese "teléfono para hombres", que tendrá la función de “encauzar” la agresividad de los hombres que pegan a sus parejas. Un nuevo servicio en el que los hombres podrán desfogarse y que, contribuirá, según sus propias palabras, a “otro modelo de masculinidad, desde el que establecer las relaciones de pareja sobre unas nuevas referencias”.

La primera imagen que se me ha venido a los magines al leer el sintagma "teléfono para hombres" y la palabra "desfogarse" es que sería un 806 de esos que anuncian en los anuncios por palabras de los periódicos. Evidentemente, tenía que tratarse de otra cosa. Después de leer la información dos veces he creído entender que se trata de una línea para que llame el maltratador en el momento en que le da la tentación de agredir a su mujer.

Bendita sea su inocencia. Como si el mal no existiera. Como si detrás de un maltratador, un violador, un psicópata, no hubiera un malvado, sino un niño falto de afecto que está esperando una ocasión, un teléfono de la esperanza al que agarrarse para no caer en la tentación. Con todo la novedad más turbadora de las que usted expuso ayer es que el Departamento que usted dirige con inigualable talento va a elaborar un plan integral para combatir la explotación sexual, especialmente de mujeres y niñas.

Vayamos por partes. Desde que se aprobó el Código Penal de 1995, el proxenetismo no es delito. Que un tipo, el proxeneta, también llamado rufián, macarra, macró, alcahuete, chulo de putas, cafiche, pimpi, taita, ribaldo o charinol o rufo, lleve la representación comercial de unas cuantas señoras que tiene al punto, a cambio de una comisión, es una transacción comercial sobre la que los Tribunales de Justicia no tienen gran cosa que decir, salvo que medie coacción (en muchas ocasiones media) que lo convierta en delito contra la libertad sexual de las personas. Pero la explotación sexual de las niñas, ministra, no es en modo alguno equiparable. En ningún caso cabe suponer que una niña se prostituya por su propia voluntad ni que mantenga relaciones sexuales con pleno consentimiento.

Crea que, por lo demás, mi identificación con los nobles objetivos que usted persigue, acabar con la violencia machista y la igualdad efectiva de los sexos, es total. Es más: me sabe a poco. Al tener noticia del nombre de su Ministerio, creí que además de buscar la igualdad de las españolas con los españoles, también se encargaría de garantizar la igualdad de los españoles entre sí y de las españolas, unas con otras. En fin, que perseguiría usted una igualdad transversal que traspasara las pluralidades y diversidades de España.

No se puede tener todo, en fin, ya lo comprendo. Tiempo tienen ustedes por delante y éste podría ser un bonito reto para el Gobierno de José Luis en su tercera legislatura.

Suyo afectísimo. SG

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El lehendakari no es partidario


Ibarretxe en El Correo, a propósito del atentado terrorista sufrido por este periódico en sus instalaciones de Zamudio:


Los medios de comunicación no siempre aciertan a presentar sus respectivos relatos informativos. Pero sean cuales sean las valoraciones que todos tengamos sobre la veracidad con que se presentan las noticias, todos los que creemos en la democracia y en la libertad estaremos siempre radicalmente en contra de quienes utilizan la violencia.

(Avistado por Lucía Martínez)




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