05 junio, 2008

¿Cuándo dimitirá la presidenta del Tribunal Constitucional?



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Es largo y duro esperar callado



Pepe Blanco piensa que su opinión sobre los candidatos demócratas a la Presidencia de los EEUU podría haber desequilibrado la carrera hacia la Casa Blanca a la menor indiscreción por su parte. Gracias a su silencio, ahora sabemos que Barack Obama ha ganado la candidatura en buena lid, sin ayudas externas.

El remero Uno, que arregla zapatos avistó ayer el iceberg por proa. El secretario de Organización del PSOE podía aflojarse la faja después de tantos meses. Lo hacía en su blog con este impresionante post, que revela una admirable ecuanimidad no exenta de modestia:

Claro que podemos

Me he resistido en estos últimos meses a confesar públicamente mi simpatía hacia Barack Obama para no interferir en lo más mínimo en el proceso de elección que estaba desarrollando el Partido Demócrata. Quienes me han pedido un pronóstico en privado saben que, sin lugar a dudas, aposté claramente por Obama.

Mi convicción fue siempre que obtendría más apoyos, sin menospreciar el trabajo realizado por Hillary Clinton. Pero, además, contó, desde el principio, con toda mi simpatía. Cuando, hace unos meses, se recibió en el PSOE la invitación para participar en agosto en la Convención del Partido Demócrata, ya les avancé a mis colaboradores que iría representando a los socialistas para apoyar un hecho histórico en ese país: por primera vez un negro como candidato y, estoy convencido, como primer presidente de los Estados Unidos de América.

La campaña de Obama me interesó política y técnicamente desde sus inicios y la he seguido especialmente porque he encontrado muchas similitudes con procesos de renovación vividos en España. Obama tiene la frescura y la fuerza ilusionante que necesita una sociedad como la norteamericana y que, por la influencia que ejerce ese país, precisa la política mundial.

Lo de Obama ha sido todo un ejemplo para muchos, por múltiples circunstancias. Sin duda abre una nueva etapa para los EEUU y para el mundo. Nada será igual a partir de ahora. Confío en que obtenga el apoyo de una mayoría de ciudadanos americanos y pueda desarrollar todo el potencial que lleva dentro. Él ha demostrado que se puede y confío en que, entre todos, podamos también cambiar la orientación de la política mundial que heredamos de la era Bush: guerra, pobreza, miseria intelectual y crisis económica.
Es lo que tiene el progresismo, que todo es tajada. Si en lugar de Obama hubiera ganado Clinton, el discurso de la izquierda seguiría conservando toda su validez con sólo introducir un mínimo cambio:
adelanté a mis colaboradores que iría representando a los socialistas para apoyar un hecho histórico en ese país: por primera vez una mujer como candidata y, estoy convencido, como primera presidenta de los Estados Unidos de América.

En cambio, esto permite desenmascarar el profundo sentido reaccionario de la derecha, opuesta siempre a los cambios de progreso. Basta preguntar a un votante del PP quién era su candidato, si el afroamericano o la mujer (ellos dirían "el negrata o la chavala"). Si responden que Obama estarán dejando al descubierto su miserable machismo. Si dicen que prefieren a Hillary Clinton, ¿no será la demostración palpable de su racismo, del activista del Ku Klux Klan que todos los del PP llevan dentro?



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