29 abril, 2008

Mármol que te quiero mármol


Bernat Soria, el hombre que se tuneó el currículo, ha tenido su momento de gloria a los largo del pasado fin de semana: decretó una alarma alimentaria, aunque dijo que no era peligrosa la ingesta del aceite de girasol contaminado con aceites minerales, sobre el que alarmó a la ciudadanía sin prohibir la venta y sin identificar las marcas de aceite contaminado, aunque no peligroso, salvo que se tome mucho, para decretar a las 72 horas el fin de la alarma que en realidad no era tal.

El hombre aprovechó la circunstancia para felicitarse por la "transparencia" y la "prudencia" que han demostrado él mismo y el departamento que dirige, así como por el hecho de que no se haya producido ni un solo intoxicado y de que haya sido una crisis alimentaria record en su brevedad, al durar solamente 72 horas.

Ya en plan cumbre, le dijo a un periodista:
"No existe ninguna botella tóxica y le invito a que me traiga la botella que quiera para que me la tome, aunque con gusto la compartiré".
Habría que remontarse casi treinta años en la hemeroteca para encontrar un despropósito y un alarde de incompetencia sanitaria semejantes. Fue durante la crisis producida por el envenenamiento masivo producido por aceite de colza desnaturalizado. Su antecesor en el cargo de entonces, Jesús Sancho Rof explicó a la opinión pública que el envenenamiento (neumonía atípica, se le llamaba entonces) lo producía "un bichito que si se caía de una mesa al suelo, se mataba".

Pie de foto.-Y este hombre, ¿se puede saber de qué se ríe?
(Borja de la Lama, EFE)

"...tan contento, tan gallardo, tan alborozado por verse armado caballero que el gozo le reventaba por las cinchas del caballo". (Miguel de Cervantes).

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Ricardo, sin palabras






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