30 marzo, 2008

Hágase su voluntad




El País trae hoy un relato sorprendente de las tomas de decisión del presidente del Gobierno en funciones:

"Zapatero, que ha postergado la designación formal del Gobierno a la constitución de las cámaras, que se celebrará el martes; al viaje a la Cumbre de la OTAN los días 2 y 3 de abril, y a la votación de su investidura, que se producirá el 9 de abril, trabaja con calma en el nuevo organigrama del Ejecutivo."

No ha sido así por expreso deseo del presidente. Y también, que cada palo aguante su vela, por la incapacidad del legislador, en el etapa constituyente, de ver algo evidente: que para una transición bien ordenada, era deseable que el Gobierno entrante fuese nombrado por el presidente saliente, que parece mentira.

Ya se hizo, con gran éxito de crítica, (sólo Rosa Díez afeó el procedimiento) con el nombramiento del presidente del Congreso de los Diputados para la IX legislatura, que fue designado por el presidente del Gobierno durante la VIII. He aquí un primer trabajo para Alonso: conseguir acuerdos para una reforma constitucional que haga normal lo que a nivel de calle es, simplemente, normal. No hay por qué fiarlo todo al talante y al talento de Zapatero.

Más adelante la información proporciona alguna pista interesante sobre las posibilidades, al parecer escasas, de que Blanco cierre algún pacto de legislatura con los nacionalistas preferidos:

"Zapatero está dispuesto a mantener un diálogo con CiU, PNV y otros partidos. Pero lo que no está dispuesto es a pagar precios políticos a los partidos nacionalistas por su investidura. Antes prefiere salir elegido jefe del Gobierno en la segunda votación, por mayoría simple", señalan fuentes del entorno del presidente.

Es decir: la investidura no tiene precio político, pero la política puede ayudar a superar la investidura. Si la decisión fuese la contraria: Zapatero desea plasmar en un Acuerdo de Legislatura con CiU y el PNV un pacto solemne de la España plural y diversa.

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