23 marzo, 2008

Dos años después
(Due anni dopo. Two years later)




Han pasado dos años y un día desde aquel 22 de marzo en el que ETA hizo público el comunicado del "alto el fuego permanente", expresión que para los hermeneutas oficiales significaba cosa harto distinta de la "tregua indefinida" que anunciaropn el 16 de septiembre de 1998. Hoy como entonces, Alberto Surio y Jesús Eguiguren, un periodista y un político, hablan. Son los mismos en las dos ocasiones, a salvo de la cautela que anotó Pablo Neruda: "Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos". Entre un optimismo irracional y una ausencia clamorosa de autocrítica.

Eguiguren contaba hace dos años cómo tuvo conocimiento de la tregua, la emoción íntima de ver coronada la obra bien hecha:
-¿Cómo se enteró de la noticia?

-Por la radio, en el coche; esperé a ver cuál era el comunicado y vi que era importante. Y puse una canción. Desde que esperaba el alto el fuego llevaba en el bolsillo de la chaqueta una cinta de Pablo Milanés. Y me puse a cantarla en silencio, con mucha emoción por dentro: «Yo pisaré las calles nuevamente, de lo que fue Santiago ensangrentada, y en una hermosa plaza liberada, me detendré a llorar por los ausentes».
El negociador lo tenía claro:
Es un alto el fuego, no una tregua; es permanente, no temporal o indefinido, como fue en 1998; es la terminología utilizada por el IRA cuando decidió parar definitivamente. Y, luego, el resto el comunicado incluye referencias al pluralismo y al proceso democrático.

Eguiguren tenía las ideas muy claras hace dos años sobre el futuro que nos abría el comunicado de ETA:
-Que ha llegado una primavera de paz. Propios y extraños se van a sorprender por la rapidez con la que vamos a ir afianzando este nuevo tiempo y por la rapidez con la que se van a cerrar las heridas y puede llegarse a la reconciliación. Estamos en puertas de un nuevo abrazo histórico entre vascos, de una nueva época de hermanamiento que va a enterrar odios.

¿Por qué tanta seguridad después de tanta experiencia fallida? Porque esta vez las cosas eran diferentes:
"esta vez, los pilares y los cimientos del edificio están muy bien construidos y eso permitirá que esto salga bien. (...) He sido albañil antes de político e insisto en que este proceso tiene buenos pilares y buenos cimientos. Cuando la casa tiene buenos pilares y buenos cimientos, no se cae."
Lo malo es que no sabemos para qué sirve la sed, escribió Machado, ni Eguiguren parece saber para qué sirven las bases. En la entrevista de hoy, Surio le pregunta por la solidez de antaño, a lo que responde:
-Las bases eran sólidas, lo que pasa es que alguien decidió no seguirlas. Había un procedimiento válido, un método y unas bases. Nunca hemos hablado de contenidos. Y en un momento dado ETA prescinde de ese método.

Las bases, los cimientos, son el sostén de la obra, y son, por su propia naturaleza, estáticas. No hay que confundir con un perro lazarillo, que aguanta poco peso, pero se mueve. Es lo que tiene el relativismo y la liberalidad con que Eguiguren y sus amigos usan las palabras y los conceptos. Esto habrá dado lugar a diálogos muy vistosos, lástima de actas:
Eguiguren.-Lo que pasa es que habéis decidido no seguir las bases del proceso...

Ternera.-Compréndelo, Jesús. Iban demasiado rápido para nosotros.
Lean las dos entrevistas y cotejen. O si no, comparen las palabras con los hechos.

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